13 agosto, 2007

Mi peluquero de cabecera

La primera vez que lo conocí, yo tenía 12 años y estaba a un par de días de entrar a primero de secundaria. La idea de ir no me agradaba nada. Sin embargo, yo no era el único, sino que también había otros chavos en esa habitación de la casa, que le servía a él para hacer su trabajo.

Le decían Don Pepe y era el peluquero al que varios estudiantes acudíamos para que nos hiciera el clásico "corte de secundaria", que es muy parecido al corte de cabello que usan los soldados.

No había forma de evitarlo: si ibas a la secundaria sin el corte de pelo, te negaban la entrada a clases. O peor aún: había ocasiones en que las mismas maestras lo cortaban a todos quienes habían hecho caso omiso a la regla. Mientras los demás veían desde los salones y se reían a más no poder del infortunio ajeno... jajaja... la verdad, yo también lo hacía, jajaja... aah... ejem.

Bueno, pongámonos serios, porque la verdad, el motivo de todo ésto que les cuento no me causa mucha gracia que digamos.

Después de terminar mis estudios de secundaria, Don Pepe siguió siendo mi peluquero de cabecera (más bien de cabeza,), pues después de 3 años yo ya le tenía confianza; además ya no tenía que hacerme el corte de la escuela, sino que ya le podía pedir un corte "normal" (así entrecomillado, pues cada quien tendrá su propia definición de "normal").

Y así pasaron los años, estudié la prepa, empecé a trabajar, terminé mi licenciatura, y yo seguía acudiendo a la peluquería de Don Pepe, la cual de tiempo en tiempo cambiaba de ubicación: en su casa, luego en otra colonia cercana, luego otra vez en su casa, etc. Sin embargo yo lo buscaba a donde estuviera.

Hace días, fuí a que me cortara el pelo, pero no estaba en casa. Fuí al siguiente y tampoco lo encontré. La tercera vez me encontré -frente a la casa de Don Pepe- con una camioneta que estaba cargadísima de muebles y los chavos que venían en ella iban a empezar a bajarlos.

-"Disculpe, ¿ha visto a Don Pepe?"- le pregunté a uno de ellos.
-"¿Quién? ¿El peluquero?- me dijo
-"Sí"
-"Újule, chavo... ya no vive aquí. Ya nos vendió la casa"
-"¿Y sabes dónde vive ahora?"
-"...pues la verdad no sé".

Luego, uno de sus vecinos me dijo que se había ido a vivir a Altamira (ciudad que está junto a Tampico). Tenía una semana de haberse mudado.

Que pinche coraje. Yo me pregunto... ¿porqué no me comentó que se iba a mudar, la última vez que lo visité? Digo, no es que fuera su obligación, pero cualquier "negocio" que se respete y que se cambia de lugar deja al menos una notita anunciando el cambio ó cierre de negocio... pero no, ni eso. Si al menos me hubiera dicho, yo habría tenido un mes completo para buscar a donde ir la próxima vez que me creciera la greña.

En serio que estuve encabronado por varios días. En primera ya no aguantaba el pelo largo y en segunda, tenía que encontrar rápidamente una estética unisex donde me cortaran el cabello igual de bien. Y es que ya no hay peluquerías.

¡Ah!, y porque ahora resulta que los "hombres" van a "estéticas unisex"... (¡Unisex, mis tenates!).

¿¡Dónde chingaos han quedado las peluquerías!?... Esos recintos exclusivos de los hombres en donde uno iba no solo a un simple corte de cabello, sino a donde uno acudía con el amigo, al que no necesitabas de darle muchas explicaciones de cómo querías el corte, pues él ya lo sabía perfectamente. Era también quien te atendía amablemente y que siempre estaba listo para una buena plática. Pláticas importantes... pláticas de hombres, por supuesto.

Ni pedo. Fueron veinte años de ir a la peluquería de Don Pepe ( ya los ví sacando cuentas, canijos ). Ya eran clásicas su frases: "¿lo quieres igual?" cada que llegaba, ó también la de "¡Listo pa'l baile!" cada que terminaba su chamba.

Ese día, por primera vez, totalmente resignado entré a una estética. Resignado a que no me lo iban a dejar como a mi me gusta. Y en efecto, no me lo dejaron igual.

El pedo de éstos lugares es que las chavas que trabajan ahí están de paso. Entran a trabajar por una temporada y se van. Algunas porque encontraron donde les paguen mejor, otras porque no daban "el ancho" y las corre la dueña, etc.

Ya no hay peluquerías y definitivamente no se puede confiar en un negocio donde no hay personas en quien confiar.

En fin... dicen que cada cabeza es un mundo. Y para mi cabeza, éste mundo -sin peluquerías- ya no es igual.


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6 comentarios:

Malhechecito dijo...

A QUE DON PEPE TAN DESOBLIGADO, JE JE JE ASI PASA PAZ, ESO ME CAGA DE A NETA CUANDO ENCUENTRAS LA PERSONA CORRECTA PARA QUE LE SAQUE PUNTA A LA MAZORCA SE VAN, CHINGAOS SIEMPRE ES LO MISMO.
SALUDOS

OYE PUSE UN ARTCULO EN MI BLOG, DATE UNA VUELTILLA
BYE

PAZ! dijo...

Pues sí, caray ¿ya qué le vamos a hacer?
Por lo pronto puedo decirte que no voy a regresar a esa estética a la que fuí.

Por supuesto que iré a visitar tu blog.

Saludos.


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Xukky dijo...

Pos si, tienes razon, una vez yo acompañe a mi novio a que se cortara la greña a una estetica unisex, por que me acuerdo que le paso al peluqueroy pos salio bien zurrado y hechando madres diciendo que lo habian dejado como mohicano, a como me rei, pero la risa se me fue cuando me cortaron la greña a mi y me quedo igual de feyo. snif! y en la misma estetica.

Malhechecito dijo...

ESCRIBALE COMP,A ESCRIBALE NO SE ME AFLIJA, NI SE ME AFLOJE,
SALUDILLOS

PAZ! dijo...

Xukky:

Gracias por la visita, y con lo que les pasó a tí y a tu novio, ya no me siento tan solo en este tipo de situaciones. Snif.

Patricio:

Claro que no me aflijo.... y mucho menos me aflojo (así perdió el américa, según he oído).

Saludos!


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Malhechecito dijo...

GRACIAS POR LA VISITA COMPADRE, SUERTE EN EL TRABAJO
SALUDOS